El castillo de los Templarios es una de las fortalezas más importantes de España y el símbolo de la ciudad de Ponferrada. Tiene una superficie de 8.000 metros cuadrados y es un ejemplo de arquitectura militar.
En sus inicios, el castillo fue un pequeño poblado hasta que en 1178, los reyes de León donan la villa a la orden del Temple con la honrosa intención de custodiar el Camino de Santiago y proteger de esta forma a los peregrinos en su paso por el río Sil, hasta que en 1310 se vieron obligados a abandonarlo. A lo largo de los años los distintos propietarios fueron añadiendo diferentes construcciones y remodelaciones. Entre esos propietarios encontramos al Conde de Lemos, Pedro Álvarez Osorio, a quien se deben la mayor parte de las estructuras actuales y quien construyó lo que llamamos el Castillo Nuevo, convirtiéndolo en un poderoso y lujoso palacio. Luego, en 1486, pasó a los Reyes Católicos convirtiéndose en Villa Real.
A partir del siglo XIX se inicia un proceso de deterioro y destrucción que solo se detiene con la declaración de monumento nacional en 1924.